Un día casi lluvioso

Hoy fue un día de esos, en los cuales no te quieres levantar, las sábanas están perfectamente moldeadas a tu cuerpo, el despertador suena a lo lejos y desearías tirarlo por la ventana, una ligera luz que se logra filtrar a través de las cortinas, te pega justo en lo ojos y lo único que querrías en ese instante es taparte hasta las orejas e ignorar el resto de lo que ya sabes, será una mal día.

Pero este día eso no era una opción, por lo tanto solo me quedaba levantarme, empezar mi día con las cosas que cotidianamente hago, y que no me dan emoción.

El día pintaba para que lloviera, tormentoso, viento frió, yo solo estaba esperando las primeras gotas de lluvia, para acabar de amolar mi día.

La mañana siguió su curso, rápido pero a la vez cansado, yo ya no veía la hora de regresar a mi casa y volver a tirarme en mi cama, para poder retomar lo que estaba haciendo en la mañana, taparme hasta las orejas e ignorar el mundo.

Pero esto no paso así, mágicamente salió el plan de ir al Centro de la Ciudad de México (yo no se que estaba pensando) zambullirte en millones de personas; pero todo esto tomo un aspecto bastante divertido; bromas, risas, hacer filas interminables, caminar y caminar; todo esto se volvió, lo que rescato mi día.

Acompañada de dos amigos, que pintan una sonrisa en mi cara, sin que tengan la intención de hacerlo, que hacen que me sienta en casa, logran que olvide los malos ratos pasados. Dos grandes amigos que a pesar del poco tiempo de conocerlos, hemos pasado buenos momentos, que se que serán próximamente grandes momentos y sobretodo, una magnifica y maravillosa amistad. Gracias!!!

Y hasta ahorita no ha caído un sola gota de lluvia, salvaron mi día.